La rapidez con la que mueve sus manos para expresarse, refleja la energía que caracteriza a esta mujer de 24 años que, a finales de este año, representara al sector de personas con discapacidad ante la Asamblea de la Naciones Unidas en Nueva York (Estados Unidos).
Berta Luz nació Sorda, “herencia de la familia del papá,” explica. Desde pequeña se dio cuenta de que no iba a permitir que esto fuera un impedimento para desarrollarse como cualquier otra persona. A través de su intérprete, Carmen de Hernández, relató su historia.
Desde la parvulario hasta primer grado estuvo en una escuela integrada con personas oyentes. En el dia a día tuvo que acostumbrarse a la discriminación y las burlas de algunos de sus condiscípulos, pero a ella no le importaba porque su deseo era aprender.
Una prima de la misma edad, que estudiaba en el mismo sitio, hacia de interprete a veces; pero cuando no, se “rebuscaba” para copiar clases y hacer tareas.
No tenía comunicación con casi nadie. Eso la frustraba, porque se sentía aislada.
Desde séptimo grado hasta bachillerato, se integro a la Escuela de Sordos. Ahí podía comunicarse.
Aprendió mucho, pues todas las materias eran impartidas por medio del lenguaje de señas.
Se graduó en la primera promoción de Bachilleres sordos.
En 2005 inicio estudio de profesorado en Ciencias Sociales, en la Universidad de El Salvador (UES). Con ella ingresaron once sordos. El primer parcial fue muy difícil, recuerda.
En ese momento, no había interprete para sordos en la UES.
Fue por iniciativa de María Isabel Rodríguez, rectora en ese momento y actual Ministra de Salud, que e contrato personal en esta área.
En 2007 egreso, hizo la prueba ECAP para maestros junto a otros 100 sordos, pero no le permitieron llevar a su intérprete y decidió realizar la prueba sin ayuda. No la paso.
Intento una segundo vez. Tampoco aprobó. En 2009, pidió un permiso especial al Vicepresidente de la República y Ministro de Educación, Salvador Sánchez Ceren, para intentar de nuevo.
En esta ocasión, si paso la prueba, pronto se graduara. En ese año, la eligen como representante ante ONU para los discapacitados, como parte de la Asociación de Sordos de El Salvador. Nunca los sordos habían representado al sector, antes asistieron personas con discapacidades físicas o no videntes.
Berta ha participado en talleres sobre Derechos de los Sordos. En España, participo en un Diplomado sobre la importancia de que cada persona cuente con su propio intérprete.
No es una capricho, afirma, es que cada persona expresa sus ideas y posiciones; el interprete conoce el contexto bajo el que vive el discapacitado. Es una cuestión de confianza, explica.
Según Berta, ya existido casos en los que los interpretes por no estar de acuerdo con lo que expresa el sordo, tergiversan la información.
Es por esta razón que Berta Luz quiere llevar a Hernández a la ONU, porque está familiarizada con el trabajo y las investigaciones que realiza, para presentar ante el organismo un informe fidedigno de la situación de los discapacitados en el país. Si este está bien fundamentado y tiene apoyo de los representantes de los países miembros, puede ser elegida parte de la comisión de la ONU, que vela por los derechos de los discapacitados.
En esta conferencia habrá representantes de los discapacitados de diferentes países. La Cancillería Salvadoreña ya realiza gestiones de Relaciones Publicas para apoyar su presentación.
Sin embargo, no tiene fondos para su viaje. No obstante, el CONAIPD ha ofrecido pagarle a la intérprete, impresiones y fotocopias; para los pasajes aeros aun no tiene el dinero.
Aunque hay conversaciones con la Secretaria de Inclusión Social, aun no llegan a acuerdo, pues Berta quiere ejercer el derecho de elegir a su intérprete y no llevar al de la entidad, por las razones antes expuestas.
La gente a veces le tiene lastima, pero ella no lo acepta, porque es una mujer fuerte, con una gran fortaleza y entusiasmo. Por eso es una Sorda con mayúscula, concluye.
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